Las iniciativas de emprendimiento en el país han venido creciendo considerablemente, cada vez más colombianos desean crear su propia empresa y cada vez hay más entes especializados que apoyan estas iniciativas.
El deseo de ser independientes, ser sus propios jefes, contribuir al desarrollo del país y la falta de empleo son algunas de las motivaciones por las cuales el emprendimiento se está volviendo tan fuerte en Colombia. El emprendimiento se refleja en todos los sectores económicos, lo cual genera beneficios para la economía nacional y aporta a la reducción de las tasas de desempleo.
Entidades como la Cámara de Comercio de Bogotá, con el Modelo de Servicios Empresariales; Wayra Colombia, aceleradora de startups digitales de Telefónica, que ayuda a los emprendedores a crecer y formar empresas de éxito; el SENA con el Fondo Emprender; INNpulsa, Unidad de Gestión de Crecimiento Empresarial del Gobierno Nacional, creada en febrero de 2012 para promover el emprendimiento, la innovación y la productividad como ejes para el desarrollo empresarial y la competitividad de Colombia; entre otras, son algunas de las entidades locales y nacionales que apoyan desde diferentes aspectos el desarrollo de emprendimientos en Colombia.
De otra parte, es importante destacar que, si bien el emprendimiento ha tenido un crecimiento importante en los últimos años, se ha visto que un obstáculo es la falta de inversionistas, como lo resalta una encuesta realizada entre exalumnos de IE Business School, máster del prestigioso Instituto de Empresa de España. Según Patricia Salgar, directora de IE Business School en Colombia, “el Gobierno tiene que ir levantando barreras burocráticas para que seamos un país más ágil”. Aunque reconoce que se “ha avanzado mucho en los últimos años”, considera que se trata de “un área de mejora importante”.
En Colombia, hoy en día, los emprendedores encuentran la financiación más accesible para sus proyectos con sus amigos o familia que representa un 60 % de los casos y capital propio o ahorros un 22 %.
CRECE LA CULTURA DEL EMPRENDIMIENTO EN COLOMBIA
Cerca del 80% de la gente en el país se interesa y considera positiva la actividad empresarial esto según el informe Global Entrepreneurship Monitor.
Según los datos del estudio Global Entrepreneurship Monitor (GEM) que se realizó en Colombia, cerca del 70 por ciento de la población adulta (de 18 a 64 años de edad) percibe que ser empresario es una buena opción de carrera profesional, otorga alto estatus en la sociedad y es un tema de interés en los medios de comunicación.
Y es que la cultura de emprendimiento en el país poco a poco ha ido permeando todos los ámbitos de la sociedad y con ello se ha transformado la percepción del emprendedor como aquella persona que se arriesga por conseguir sus sueños.
El estudio mencionado anteriormente plantea una serie de indicadores en lo relacionado con la etapa de aceptación sociocultural. “Con respecto a este tema, cerca del 80 por ciento de los colombianos está de acuerdo con que la actividad de creación empresarial es positiva y les interesa. Alrededor del 70 por ciento de los encuestados considera tener las capacidades para realizarla”, señala Rodrigo Varela Villegas, coordinador del proyecto GEM y director del Centro de Desarrollo del Espíritu Empresarial de la Universidad Icesi de Cali.
Sin embargo, también se habla de importantes desafíos, pues el 7 por ciento de los colombianos ha cerrado alguna actividad empresarial en el último año.
“Pareciera que nos quedamos en las primeras fases y no logramos hacer el tránsito adecuado para que la empresa en realidad se establezca. Allí se necesitan nuevos mecanismos de apoyo para lograr que los empresarios que hacen su labor de inicio de la empresa efectivamente la puedan llevar a feliz término”, asevera Varela.
Las TIC y la innovación son claves para emprender
De acuerdo con el Reporte Global de Tecnologías de la Información 2015, desarrollado por el Foro Económico Mundial, Colombia ocupó la posición 64 entre 143 economías del mundo. Este informe además resalta que el país es una de las cuatro economías en América Latina con la mayor utilización de las TIC.
“El emprendimiento crece en todo lo relacionado con el desarrollo de TIC porque es la tendencia que revoluciona nuestra era. También porque son empresas que no requieren demasiada inversión inicial y es una de las formas más sencillas para que las compañías escalen”, afirma Patricia Fuel, directora del Parque del Emprendimiento de Medellín.
Colombia ocupa el cuarto puesto en el listado de países con mayor número de emprendimientos innovadores en fase inicial, según la investigación “Apalancando la ambición y la innovación emprendedora” del Foro Económico Mundial; de ahí que el reto es seguir impulsando estos nuevos negocios.
“Hay que incorporar procesos innovadores para que las empresas nuevas tengan largo aliento y su impacto vaya de lo regional a lo internacional. Por eso, la innovación debe ser parte tanto del producto como de la mecánica misma de funcionamiento del negocio para que este se mantenga competitivo”, expone Natalia Vélez López de Mesa, directora de investigaciones de la Escuela de Ingeniería de Antioquia (EIA).
Por esta razón y debido a los positivos resultados de Colombia en el tema, Medellín será la sede de uno de los eventos más importantes del sector, y es que cada año, el Congreso Mundial del Emprendimiento reúne a miles de empresarios, inversores, investigadores, legisladores y otros campeones del emprendimiento de más de 160 países para identificar nuevas formas de ayudar a los nuevos emprendedores.
En la semana del GEC, se podrán hacer conexiones, obtener información, aprender acerca de las nuevas investigaciones, y renovar los programas e ideas de fundadores firmes.
FUENTE: https://www.ccb.org.co/Sala-de-prensa/Noticias-Cree-su-empresa/2016/Octubre/Crecimiento-del-emprendimiento-en-Colombia
La población menor a 35 años cuenta con el mayor potencial de emprendimiento.
Actualmente, el emprendimiento en Colombia se ha convertido en una importante estrategia de negocio para quienes desean tener independencia, estabilidad económica y generar sus propios recursos, contribuyendo así al bienestar del territorio nacional.
Las condiciones de desempleo y las exigencias diarias son una de las mayores motivaciones para los emprendedores, ya que formar empresa es uno de los mejores caminos para lograr la producción de recursos, dar inicio a negocios propios y convertirse en empleadores, ayudando a la generación de empleo.
Según el Índice de Condiciones Sistemáticas para el Emprendimiento Dinámico, un estudio revelado por el Banco Interamericano de Desarrollo, Colombia se ubica en el primer puesto en cuanto al capital humano emprendedor, debido a la cultura deseosa y la disposición que existe a la realización de esfuerzos adicionales para lograr un objetivo, en este caso la creación de empresa.
El país cuenta con características singulares que hacen posible el emprendimiento, entre las que se destacan el tamaño del mercado, la positiva predisposición ante los negocios y el ingenio para buscar herramientas que hagan posible la formación de nuevas corporaciones que contribuyan a la generación de oportunidades.}
Confecámaras realizó un balance en el cual se evidencia la buena actitud a la hora de crear empresa, ya que sus resultados indican que 301.334 empresas fueros creadas en Colombia en el año 2014, lo que significa un aumento del 9,6 por ciento con relación al año inmediatamente anterior.
Los principales beneficios del emprendimiento en Colombia están dados por las condiciones de demanda que se generan a nivel nacional, el ambiente que se ha desarrollado para la creación de negocios con valores agregados y el interés del capital humano para generar ingresos propios y solidez en los mercados locales.
El emprendimiento está presente en todos los sectores de la economía del país, lo cual genera beneficios no solo en la economía sino también en el ámbito laboral, ya que son muchos los emprendedores que cuentan con la posibilidad de abrir nuevas plazas de empleo. De manera que no solo se benefician las personas que cuentan con esta iniciativa, sino un amplio sector económico y civil del país.
El sector con mayor participación de mano de obra en la economía nacional en el año 2014, fue el HORECA (Hoteles, Restaurante y Catering), con una colaboración del 26,8 por ciento. De este modo se evidencia el crecimiento sustancial y el aporte que este gremio genera en aspectos como desarrollo, empleo, competitividad e innovación en Colombia.
El crecimiento de HORECA en comparación con otros sectores se ha dado por el constante cambio de la sociedad en factores como el crecimiento de la población, los cambios en los hábitos de los consumidores y la cantidad de personas trabajando fuera de casa, ya que esto genera necesidades de consumo suplidas por este mercado.
Debido a esto, emprender en el sector HORECA garantiza ventajas a la hora de hacer un negocio por la variedad de opciones existentes para incursionar en este mercado y por el aprovechamiento que se le puede dar, gracias al constante movimiento y al crecimiento de la población colombiana.
El sector HORECA sigue creciendo
El sector que corresponde a hoteles, restaurante y catering ha tenido en la economía colombiana una influencia muy positiva gracias a su activa participación en los flujos de inversión extranjera directa no minera con US$ 1.122 millones. Con estas cifras, este subió al tercer puesto entre los sectores con mayor contribución económica en el año 2014.
Debido a sus importantes cifras de crecimiento en el país y a la variedad de posibilidades existentes para incursionar en dicho negocio, este sector se ha convertido en uno de los más llamativos para los líderes empresarios, ya que se encuentran opciones como restaurantes, cafeterías, máquinas dispensadoras, entre otros recursos que amplían las oportunidades de crear su propio negocio.
Este sector ha tenido un crecimiento importante en los últimos cinco años. De acuerdo con los reportes del DANE, que muestran que, desde el año 2010, el PIB del sector en Colombia creció en un promedio de 4,3 por ciento.
El país registró la llegada de 175 hoteles de cadenas internacionales en los últimos cinco años, entre los cuales se destacan Hilton, Marriott, Pestana, Accor, Atton, NH Hoteles, provenientes de mercados como Estados Unidos, Chile, Francia, España, Portugal y México, principalmente.
Colombia es el séptimo país de Latinoamérica que cuenta con los requisitos idóneos de demanda para el emprendimiento, por la facilidad de los trámites que deben hacerse para iniciar un negocio y el acceso a préstamos bancarios con un buen plan de negocios.
Estudios demuestran que cada año se crean más de 100 mil nuevas empresas en el país, lideradas por personas impulsadas por sus ganas de progresar asumiendo sus propios retos laborales y promoviendo el mejoramiento del territorio nacional.
FUENTE: https://www.eltiempo.com/archivo/documento/CMS-16266245
Encuesta de IE Business School muestra que otro obstáculo es la falta de inversionistas.
La burocracia es el mayor problema para emprender en Colombia, según una encuesta realizada entre exalumnos de IE Business School, máster del prestigioso Instituto de Empresa de España.
El 45 por ciento de los 200 antiguos estudiantes que participaron señala que esa es la principal traba, seguida de la falta de inversionistas (25 por ciento) y el crédito bancario (7 por ciento).
Según Patricia Salgar, directora de IE Business School en Colombia, “el Gobierno tiene que ir levantando barreras burocráticas para que seamos un país más ágil”. Aunque reconoce que se “ha avanzado mucho en los últimos años”, considera que se trata de “un área de mejora importante”.
Los colombianos cuentan con varios caminos para la financiación: la red de amigos y conocidos (el 41 por ciento la marcó como fuente importante), el capital propio (22 %) y la familia (19 %).
El 76 por ciento de los encuestados cree que emprender o crear un negocio en Colombia es “difícil o muy difícil”.
Sin embargo, no más que en el resto de América Latina: el 40 por ciento considera que no se enfrenta a mayores trabas para crear empresa en nuestro país que en los vecinos, e, incluso, un 11 por ciento cree que es más favorable.
Respecto a los sectores de emprendimiento, los participantes calificaron los sectores que presentan mayores oportunidades en Colombia: nuevas tecnologías (38 %), comercio (19 %) y servicios profesionales (12 %). El turismo ocupa el cuarto lugar en la lista con el 10 por ciento, y le sigue el sector manufacturero (6 %).
EL TIEMPO entrevistó a Juan José Guemes, presidente del Centro de Emprendimiento e Innovación de IE Business School.
El hecho de que la burocracia constituya el mayor problema para emprender en Colombia, ¿puede interpretarse como el resultado de la ausencia de una verdadera economía de mercado y de la presencia de un Estado excesivamente intervencionista?
La burocracia representa un costo importante para todas las empresas y mayor aún para las que están comenzando su andadura. La mayoría de las legislaciones no distinguen las empresas que están empezando de aquellas que llevan ya tiempo en el mercado. Es más usual encontrar marcos regulatorios que alivian la carga burocrática a las pequeñas y medianas empresas respecto a las grandes, pero solo unos pocos países se han dado cuenta de que las empresas de reciente creación juegan un papel esencial en la creación de empleo y la innovación, aunque al mismo tiempo enfrentan desafíos propios de la juventud que hay que tener en cuenta. Los gobiernos de todo el mundo, generalmente, legislan para el statu quo, no para los recién llegados.
La burocracia supone la existencia de una fuerte presencia de un Estado politizado. ¿Cómo disminuir la burocracia cuando ello significa afectar los intereses políticos?
Normalmente los gobiernos legislan con la intención de crear el mejor marco regulatorio. Y normalmente crean una regulación excesivamente pesada y compleja para todas las empresas, pero que perjudica en especial a las que se han creado recientemente. Una revisión sistemática de la regulación con el propósito de podar y simplificar también es una firme expresión de voluntad política y un ejercicio del poder otorgado por los ciudadanos en una democracia. Los gobiernos que piden confianza a los ciudadanos también deben demostrar su confianza en aquellos a quienes sirven creando marcos legales menos intervencionistas.
A mayor burocracia, mayores trámites. ¿Hay manera de romper la ecuación?
Menos y mejor gobierno: es el primer mandamiento de los países con vocación de prosperidad sostenible.
No se entiende cómo el turismo no representa un sector de importancia para los emprendedores en un país con enorme potencial en ese aspecto. ¿A qué lo atribuye usted?
Probablemente a que su desarrollo en Colombia está a años luz de su potencial. Colombia es uno de los países más bellos y fascinantes que conozco. Es un país único, que cuenta con una creciente infraestructura turística y con buenas empresas turísticas. Me atrevo a pronosticar que será una de las fuentes de crecimiento más importantes tras el auge de las materias primas. Aquí también se verá florecer el ecosistema de 'startups'.
¿La falta de grandes inversionistas para el desarrollo de los negocios de los emprendedores obedece a una falta de confianza en Colombia en términos de futuro? ¿A qué otros factores se puede achacar?
Hay un creciente interés. Cuando IE fundó junto a Telefónica Colombia Startup & Investors Summit hace cinco años simplemente no había una industria de inversión early-stage. Hoy sí. Hay inversores especializados –muchos de ellos, por cierto, antiguos alumnos de IE– y lo que es tanto o más importante: las familias con altos patrimonios están destinando una parte de sus riquezas a la inversión en 'startups' y las grandes empresas están fijándose cada vez más en el ecosistema emprendedor para fortalecer su propia innovación.
¿Hay mayor confianza en Colombia en los viejos negocios consolidados que en los que puedan emprender los jóvenes empresarios?
Los viejos negocios están siendo desafiados con éxito por los nuevos. Quien quiera tener la seguridad de perder, que se quede en el pasado.
JUANITA SAMPER OSPINA
Corresponsal de EL TIEMPO
MADRID
FUENTE: https://www.eltiempo.com/archivo/documento/CMS-16731230
Con la aprobación de la Constitución Política de 1991, los agentes económicos de Colombia tuvieron que afrontar nuevas condiciones para desarrollar sus actividades y competir de manera más directa con las empresas extranjeras.
Desde inicios de los noventa, los distintos Gobiernos habían realizado algunos esfuerzos aislados tendientes hacia la creación de más y mejores empresas. Estos esfuerzos habrían sido parciales, desarticulados y sin la continuidad necesaria en el tiempo.
Al incluirse el emprendimiento en la agenda de gobierno del presidente Uribe en 2002, se logra brindar la importancia necesaria a este tema, aspecto que al parecer generó la dinámica necesaria para involucrar a entidades públicas y privadas de distintos niveles que posteriormente terminaron operando de forma coordinada bajo un esquema de política pública.
El objetivo de este trabajo es determinar, bajo el enfoque de políticas públicas, los principales factores que condujeron a generar una política de emprendimiento en Colombia en el período 2002-2010, resaltando el papel del Servicio Nacional de Aprendizaje (SENA) y las universidades.
Este artículo se divide en 9 partes. La primera es la introducción, la segunda corresponde a los antecedentes, en la tercera se definen las políticas públicas y la agenda de gobierno, en la cuarta se esboza la metodología y los resultados del estudio, la quinta contiene una descripción del emprendimiento en Colombia en el período 2002-2010, la sexta parte aborda los principales aspectos de la Política Nacional de Emprendimiento (PNE), en la octava se presenta la discusión y, finalmente, las conclusiones.
Antecedentes
En Colombia, a partir de 1986, el SENA1 comenzó a forjar sus primeros esfuerzos para la formación de empresarios. Una de las primeras acciones concretas fue el establecimiento de un esquema pedagógico y metodológico que permitiera la creación de nuevas empresas y estimular la mentalidad empresarial entre profesionales y técnicos (SENA, 1993).
Por la misma época, la Universidad Icesi, a través del Centro de Desarrollo del Espíritu Empresarial, realizaría el primer Congreso de Espíritu Empresarial y Creación de Empresas que hasta 2013 lleva 23 ediciones. Este espacio, bajo la dirección de Rodrigo Varela, se convertiría en un referente latinoamericano de encuentro de investigadores y académicos de todo el continente que indudablemente ha contribuido de manera notable a la generación de políticas, programas y proyectos de fomento del emprendimiento.
Posteriormente, a finales del Gobierno de Virgilio Barco (1986- 1990), se aprobó la Ley de Ciencia y Tecnología (Congreso de la República de Colombia, 1990), por la cual se dictaron disposiciones para el fomento de la investigación científica y el desarrollo tecnológico en el país.
A principios de los noventa, el SENA crearía el programa de Formación a Creadores de Empresa como una estrategia de reactivación económica y creación de empleo mediante la generación de empresarios en diversos sectores económicos.
Durante el Gobierno de César Gaviria se aprobó la Constitución de 1991. En ella, quedó claramente establecido que la libre competencia y la empresa son la base del nuevo modelo de desarrollo socioeconómico que iniciaba el país a principios de la década de los noventa. En este mandato, se reglamentó la Ley de Ciencia y Tecnología.
Durante su Gobierno, el presidente Gaviria convocó la llamada “Misión de Sabios” en cuyo informe se menciona, por ejemplo, que “El bachiller básico podrá iniciar la transición hacia el trabajo independiente como microempresario […]” (Colciencias, 1995, p. 91) en diversos campos y recomienda que “la universidad debe buscar formar empresarios y no solo futuros empleados” (Colciencias, 1995, p. 110). Posteriormente, en la Presidencia de Ernesto Samper (1994-1998), el Congreso de la República aprobó la Ley 344 de 1996 (Congreso de la República de Colombia, 1996) mediante la cual, entre otras cosas, el SENA debía destinar un 20% de sus ingresos parafiscales para el desarrollo de programas de competitividad y desarrollo tecnológico productivo, a través de sus centros de formación o en convenio con otras entidades.
Durante este Gobierno, se aprobó la Ley de la Juventud (Congreso de la República de Colombia, 1997), que en su artículo 34 menciona que “El Estado garantizará oportunidades reales para la creación de empresas asociativas, cooperativas o cualquier tipo de organización productiva que beneficien a la juventud” (s.n).
Posteriormente, el Gobierno de Andrés Pastrana (1998-2002) empieza a tomar algunas orientaciones en el tema de emprendimiento a través del SENA, entidad que asumió retos innovadores en el plan operativo de 2000 y enfocó sus esfuerzos hacia el logro de objetivos relacionados con “la capacitación de emprendedores de empresa […] como estrategia para la generación de empleo y de riqueza” (SENA, 2000, p. 9).
Con base en la Ley de Juventud, se creó el programa Joven Empresario con resultados poco conocidos. En 1999, el entonces Ministerio de Comercio Exterior creó el programa Jóvenes Emprendedores Exportadores2, que buscaba promover la competitividad de los nuevos empresarios en mercados internacionales, al igual que el programa Expopyme para apoyar a las pequeñas y medianas empresas en sus proyectos exportadores.
Al año siguiente se aprobó la Ley 590 de 2000 (Congreso de la República de Colombia, 2000) cuyo objeto era inducir el establecimiento de mejores condiciones del entorno institucional para la creación y operación de micro, pequeñas y medianas empresas (Mipymes), a través de la concurrencia a los mercados de bienes y servicios que crea el funcionamiento del Estado, la creación del Fondo de Modernización y Desarrollo Tecnológico de las micros, pequeñas y medianas empresas, la implantación del Fondo de Inversiones de Capital de Riesgo de las Micro, Pequeñas y Medianas Empresas Rurales (EMPRENDER)3 y la reducción de los aportes parafiscales4 durante los 3 primeros años de operación de las nuevas Mipymes, entre otros.
De igual manera, en el mismo año, se aprobaría un documento denominado “Política para el fomento del espíritu empresarial y la creación de empresas” (Ministerio de Comercio, Industria y Turismo, 2000), en cuya elaboración participaron varias entidades públicas, privadas y académicas de Colombia, bajo la orientación del entonces Ministerio de Desarrollo Económico, en cabeza de Jaime Alberto Cabal Sanclemente como ministro, y Juan Alfredo Pinto Saavedra como viceministro, quienes habían ocupado la Presidencia Nacional de la Asociación Colombiana de Pequeñas y Medianas Empresas en distintos períodos y tenían un amplio conocimiento del sector de la Mipyme.
Posiblemente, estos 2 esfuerzos (la ley y la política) pudieron deberse a un afán del Gobierno de Pastrana por ofrecer alternativas ante la caótica situación de desempleo que vivía Colombia durante su Gobierno. Al respecto, Villegas (2003, p. 92) afirma que “Los peores resultados en la Administración Pastrana fueron, sin duda, en el frente laboral. Basta con mencionar que, en este cuatrienio, se presentaron las mayores tasas de desempleo en la historia del país, acompañadas de una fuerte informalidad del empleo y un número creciente de subempleados”.
En el documento de política, tuvo un gran peso la presión constructiva y propositiva que habían ejercido durante varios años algunas entidades académicas, entre ellas principalmente la Universidad Icesi, la Universidad del Norte, la Javeriana y la EAN, que habían liderado la elaboración de propuestas relacionadas con el tema, como fruto de varios años de experiencia en el fomento de la educación para el emprendimiento.
Política Nacional de Emprendimiento
La Política de Emprendimiento10 en Colombia se concebía como “un conjunto de personas, variables y factores que intervienen en el proceso de crear una empresa. Una manera de pensar y actuar orientada hacia la creación de riqueza […] centrada en las oportunidades, planteada con visión global y llevada a cabo mediante un liderazgo equilibrado y la gestión de un riesgo calculado; su resultado es la creación de valor que beneficia a la empresa, la economía y la sociedad” (Ministerio de Cultura, 2010, p. 11).
De manera oficial, la PNE se adoptó en 2009 mediante un documento expedido específicamente por el MCIT para tal fin, en el que se establece que el Estado tiene un papel múltiple en el fomento del emprendimiento, el cual puede ser resumido en los siguientes 3 principales roles (MCIT, 2009): promotor de la alianza públicoprivada-académica, facilitador de las condiciones para el emprendimiento y desarrollador de la dimensión local, regional, nacional e internacional del emprendimiento.
La PNE en Colombia tiene 5 objetivos estratégicos que conforman un esquema integral en el que se incluyen los diferentes aspectos que tienen que ver con el desarrollo y fortalecimiento de las nuevas empresas y de las ya creadas. Entre otros, se trabajan los componentes de innovación, capacitación, comercialización, financiación, medio ambiente, reglamentación y trámites legales.
De acuerdo con el MCIT (2009), los 2 ejes transversales de la PNE son la industria de soporte no financiero y ciencia y tecnología. Dentro de este eje están las unidades de emprendimiento, que se establecen en las instituciones universitarias y en los centros regionales del SENA para brindar apoyo y asesoría a los emprendedores.
Componentes de una política de emprendimiento
En la formulación de una política de emprendimiento se deben presentar al menos 3 componentes: las instituciones, la base legal y las intervenciones que los agentes públicos y privados realizan mediante planes, programas y proyectos en las distintas fases de la cadena de valor de la creación de empresas.
En el centro están los emprendedores, posibles emprendedores y sus empresas, que son el objetivo de todas las acciones de la política de emprendimiento, es decir, los esfuerzos están enfocados hacia quienes ya desempeñan un rol como emprendedores, y hacia la formación de quienes aún no lo son pero que podrían serlo, y hacia la creación y desarrollo de empresas.
Al igual que en otros países de la OCDE11 (2010), la mayor parte del proceso de diseño, implementación y evaluación de políticas ocurre en el ámbito de los ministerios y agencias asociadas a los mismos. Colombia no es la excepción, ya que el MCIT ha asumido importantes retos relacionados con la aplicación de la Ley 1014 de 2006 (Congreso de la República de Colombia, 2006) de fomento de la cultura del emprendimiento, “la cual lo compromete como actor responsable de la política pública en la materia” (MCIT, 2009, p. 34).
Aunque no está explícitamente establecido, en Colombia la coordinación de la política de emprendimiento, durante el período analizado la realizó el MCIT, a través de la Red Nacional para el Emprendimiento establecida en la Ley 1014 de 2006 (Congreso de la República de Colombia, 1996).
En el desarrollo de esta red, se cuenta con el apoyo del Departamento Nacional de Planeación (DNP); el Departamento Administrativo de Ciencia, Tecnología e Innovación (Colciencias); los Ministerios de Protección Social (del cual depende el SENA), Agricultura y Desarrollo Rural, de Tecnologías de la Información y las Comunicaciones y, de cierta manera, el de Cultura. De esta forma, puede afirmarse que en Colombia, la Red Nacional para el Emprendimiento —que lidera la política de emprendimiento— tiene un esquema colaborativo, no solo en el liderazgo de la misma, que está en cabeza del MCIT, sino en la gran cantidad de instituciones que vincula para su desarrollo.
Estas instituciones conforman una especie de telaraña en la que se han vinculado entidades públicas y privadas con una serie de instrumentos, programas, proyectos y acciones que apoyan la cadena de valor de la creación de empresas. Cada entidad desarrolla al menos una actividad directa en la creación y fortalecimiento de empresas en Colombia.
El SENA, aunque no es una de las entidades coordinadoras, alienta el desarrollo de la cultura empresarial y social que propicia las condiciones y capacidades locales y sectoriales para la incorporación, innovación y transferencia de tecnología que promueva la creación de nuevas empresas de conocimiento, participando activamente en el desarrollo de la política pública.
Principales resultados y aspectos innovadores
Luego de 8 años de trabajo en torno a la construcción de una política de emprendimiento, los principales resultados fueron, entre otros, los siguientes:
El asunto sobre cómo incluir el emprendimiento en la agenda del Gobierno nacional es un tema que deben analizar los actores sociales de cada país. Puede que la cuestión le interese directamente al presidente de la República o a un grupo de congresistas de la coalición de gobierno, o que existan personas allegadas al primer mandatario que lo motiven a incluir el tema, o que haya un grupo de presión con mucha influencia en la nación, o que las condiciones sociales de una determinada época obliguen al Gobierno a que genere estrategias heterodoxas para promover la generación de empleo e ingresos para la población, entre otras posibles situaciones.
En el caso de Colombia, los 2 sectores de mayor influencia para incluir el emprendimiento en la agenda de gobierno en el período 2002-2010 fueron el educativo y el productivo. Aunque el tema era relativamente nuevo en el período analizado, se había alcanzado una experiencia importante en investigación, eventos académicos y formación curricular y extracurricular de emprendedores en el sector educativo. Este factor, unido al conocimiento práctico de la gestión empresarial de los empresarios, la cercanía de los gremios con instancias estratégicas como el SENA y el dinamismo inicial de las incubadoras de empresas generaron un ambiente ideal para influir en la inclusión del emprendimiento en la agenda de gobierno en el período 2002-2010.
Estos 2 sectores, además, han compartido varios espacios comunes de gestión institucional desde hace muchos años. Las universidades y los gremios tienen asiento en los consejos directivos nacionales y regionales del SENA. Las juntas directivas de las incubadoras de empresas cuentan con representantes del SENA, las universidades y los empresarios, entre otros. Este factor pudo haber fortalecido su poder de influencia para la inclusión de una política de emprendimiento en Colombia.
De igual manera, las universidades, empresarios, gremios e incubadoras han tenido una relación mucho más cercana con el SENA. De allí que este factor sea posiblemente uno de los que haya contribuido para que esta entidad se posicionara como una institución clave dentro de la política de emprendimiento en Colombia.
El liderazgo del SENA en la política de emprendimiento se ha nutrido de un factor fundamental que es el trabajo directo con los emprendedores en todo el país. Aunque las universidades han realizado un trabajo similar con sus propios estudiantes, estas no han contado con la posibilidad de articular otros instrumentos como el acceso a capital semilla, factor que el SENA ha podido vincular dentro de su esquema de gestión a través del Fondo EMPRENDER y los recursos de Ley 344 de 1996 para desarrollo tecnológico. A pesar de que estos recursos se asignan mediante convocatoria pública, el SENA tiene la facultad de orientar los principios y políticas bajo los cuales opera.
A juicio de Stein y Tomassi (2006), las buenas recetas de políticas públicas no son suficientes para lograr los objetivos del desarrollo, sino que es igualmente importante el proceso de diseño, adopción e implementación que se sigue con ellas. El SENA es la principal entidad en Colombia que está vinculada a estos 3 procesos de manera integral.
El MCIT, en cambio, se ha centrado en los aspectos macro de la política de emprendimiento y por ello su trabajo directo con emprendedores es muy limitado, y su visibilidad entre los beneficiarios de la política, también.
Por otra parte, la temática de emprendimiento ha sido incluida de muchas maneras y de forma insistente en los documentos oficiales del SENA, mucho más que en los del MCIT.
En todo caso, y dado que las políticas públicas tienen su esencia en la interacción coordinada que el Gobierno tiene con la sociedad en su conjunto, ellas requieren de instituciones gubernamentales con experiencia, liderazgo y credibilidad, que además sean orientadas por funcionarios con estabilidad en sus cargos y que posean similares características.
En las condiciones de la etapa analizada, no hubiera sido muy viable generar una política de emprendimiento sin el concurso del SENA, o al menos no con la cobertura y los resultados obtenidos, pues a pesar de que aún hace falta mucha más integración de esfuerzos, mayores recursos, más seguimiento y más programas que fomenten empresas de base tecnológica, los principales estudios que miden la actividad emprendedora en el mundo (GEM, 2009 y Doing Business, 2011) dan cuenta de los avances que Colombia ha tenido en comparación con otras naciones.
Este trabajo tuvo ciertos aspectos que limitaron el abordaje del problema de estudio. Algunos de los expertos contactados inicialmente no respondieron la encuesta ni pudieron ser ubicados para la entrevista, a pesar de que varios se habían comprometido a ello. Otros pidieron no ser identificados o evadieron responder algunas preguntas de manera más precisa y amplia.
Dada la relativa novedad del tema, la bibliografía referente a las políticas de emprendimiento es escasa y en muchos casos ambigua, pues se confunde con políticas de desarrollo de la Mipyme, que aunque son relacionadas, no incluyen por lo general el componente de promoción de emprendedores, sino la atención a las empresas ya creadas.
Finalmente, se propone trabajar en futuras líneas de investigación que se relacionen con: a) factores clave de éxito en las políticas de emprendimiento en América Latina; b) mecanismos de coordinación de las políticas de emprendimiento, y c) estrategias de inclusión de las políticas de emprendimiento en las agendas de gobierno.
FUENTE: https://ac.els-cdn.com/S0123592314000047/1-s2.0-S0123592314000047-main.pdf?_tid=93628acb-86bb-42e4-89d3-e8f10bc9dcae&acdnat=1545182191_430a616847fc00c255cc58616920065e